PALESTINA, A SANGRE Y FUEGO

Publicamos el siguiente artículo enviado por el Dr Marco Vinicio Mejía Dávila, insigne intelectual de la nación hija y bellísima de Guatemala.

Israel no tiene intención de permitir un Estado palestino junto a sus fronteras.


Israel olvidó el genocidio contra su pueblo durante la Segunda Guerra Mundial. El pretexto de aniquilar a Hezbolá nos recuerda que organizaciones hebreas, como el Irgún, iniciaron el terrorismo en el Medio Oriente. En Guatemala se distorsionó la historia del conflicto, debido a dos factores. Uno proviene de la leyenda que el voto guatemalteco fue decisivo para crear el Estado de Israel en 1948. El otro procede del fundamentalismo religioso que fomenta la simpatía por el "pueblo elegido".

Las potencias vencedoras de la Segunda Guerra Mundial, en nombre de la culpa mundial debido al genocidio judío, fundaron Israel en un territorio en donde los palestinos eran los habitantes originales. La mayoría de esos pobladores fueron desalojados por la fuerza, con el apoyo de Inglaterra y Estados Unidos. El guatemalteco Jorge García Granados integró la Comisión de Naciones Unidas que en 1947 presentó la propuesta conocida como "partición de Palestina". La ONU reconoció esa partición sin consultar a la población árabe originaria.

El primer levantamiento de los palestinos fue aplastado por el ejército británico. El "padre fundador" del Estado israelí, David Ben Gurión, reconoció: "no ignoremos la verdad entre nosotros mismos; políticamente, somos los agresores y ellos se defienden. El país es suyo, porque ellos lo habitan, mientras nosotros venimos aquí a implantarnos y, desde su punto de vista, nosotros queremos arrebatarles su país."

Israel desató la guerra de 1967 para apoderarse de Gaza, Cisjordania y Jerusalén oriental. Desde entonces se han formulado varios "planes de paz", que nunca han sido cumplidos por los israelíes. Guatemala no merece jactarse de que contribuyó en la creación del Estado de Israel, si deja de exigir a los israelíes que pongan fin a la masacre en Gaza, con el falso argumento de que es un acto de "legítima defensa".



Marco Vinicio Mejía