LA BATALLA DE ALBELDA
Página 1 de 1.
LA BATALLA DE ALBELDA
En el año 855 Musa II se apodera de Huesca y reune un territorio considerable bajo su poder haciéndose llamar el tercer rey de España en contraposición a Córdoba y Asturias.
Para consolidar su dominio y con pretensiones ofensivas edificó la ciudad fortaleza de Albelda que afectaba seriamente a la parte oriental del Reino de Asturias mas vulnerable y peor defendida.
Los planes de Musa se torcieron cuando los Vascones de García Íñiguez de Pamplona abandonaron su tradicional alianza con los musulmanes Banu Qasi aliándose con el rey Astur Ordoño I.
La ciudad fortaleza de Albelda amenazaba la zona de Álava y la incipiente Castilla que por aquel entonces estaban bajo dominio del reino Asturiano.
A buen ritmo comenzaron los trabajos en Albelda en torno al 855 y en el 859 ya terminadas las obras se decidió el rey de Asturias Don Ordoño I a poner fin a tal amenaza convocando como se hacía habitualmente en Asturias al ejército que era mínimamente profesional y mayoritariamente popular pues se componía de una especie de guardia palaciega y de los campesinos libres comandados por los principales del reino y que se ataviaban según sus posibilidades económicas de una forma variopinta y sin uniformidad alguna.
Aquellos hombres libres que mayoritariamente formaban la sociedad astur de la Alta Edad Media formaban pues el grueso del ejército a excepción de la ya mencionada guardia palatina.
Todos debían presentarse a caballo y aquellos que por motivos económicos no disponían de el colaboraban aportando armamento a los que se presentaban para la campaña. Los que teniendo suficiente fuerza económica no deseaban participar eludían la obligación militar contribuyendo con una mula para bastimento y aprovisionamiento del ejército.
Asi pues el ejército astur de los primeros tiempos de la reconquista era mayoritariamente de caballería utilizando probablemente los pequeños y resistentes asturcones que son ponys de estirpe atlántica similares a las jacas navarras o a las bestas galegas o ponys irlandeses que ya habían sido utilizados contra los romanos.
Desconocemos la influencia del ejército romano en las formaciones asturianas; sin duda muy pequeña al ser el romano un ejército profesional y ser Asturias y Cantabria zonas mal romanizadas, influencia escasa pues que debía limitarse a cierta nomenclatura militar, estandartes cristianos como la famosa cruz de la victoria y quizás algún elemento como trompetas y tambores con los que dictar órdenes tácticas.
Mas importante parece haber sido la influencia visigoda; por los recientes hallazgos en Cantabria se sabe de la utilización de la famosa hacha de guerra germana o francisca. Quizás la caballería astur en el momento del combate decisivo desmontase y combatiera a pie, al estilo visigodo con formaciones en cuña para romper las líneas musulmanas.
En cualquier caso por las representaciones de las pinturas murales y capiteles de los monumentos prerrománicos, el ejército asturiano parece haber sido una mezcla anárquica de influencias y armamentos muchas veces incluso con armas rudimentarias de faenas agrícolas como grandes martillos o guadañas y en este sentido es revelador el uso de los pequeños escudos circulares que utilizaban los cántabroastures y otros mucho mas grandes terminados en la parte inferior en pico quizás estos de origen godo.
Para finalizar están documentados los lanceros a caballo y la importancia de los arqueros montados pues aparecen numerosas veces representados.
Frente a toda esta panoplia improvisada y anárquica los musulmanes oponían ejércitos de caballería,ágiles y veloces en caballos de raza árabe organizados en junds tribales y con un armamento mucho mas ligero que les daba superioridad en el combate cuerpo a cuerpo.
Por otra parte el ejército musulmán contaba con una gran baza de carácter religioso ya que aquellos que morían en la yihad tenían asegurada la vida eterna y el disfrute de los mayores placeres.
Convocando al ejército Ordoño I rey doceavo de Asturias se dirigió hacia Castilla con su mesnada y siguiendo el curso del Ebro avanzaron en dirección al actual Logroño cercando inmediatamente Albelda.
A su encuentro dispuesto a dar batalla y salvar la ciudad fortaleza acudió el caudillo Banu Qasi que ocupó la favorable posición del monte Laturce.
Por aquel entonces y a diferencia de los últimos tiempos de la reconquista donde cristianos y musulmanes ya llevaban tanto tiempo conviviendo juntos, las batallas eran a muerte y sin piedad alguna.
En este sentido son reveladoras las macabras crónicas musulmanas de los primeros momentos de la Reconquista
" Las cabezas de los cristianos muertos en la batalla eran tan numerosas que formaron montones tan altos como colinas, de tal manera que dos hombres no podían verse de un extremo al otro". Ibn Al Athir Kamil- Annales du Magreb et de L,Espagne- traducción Fagnan- Argel 1901 página 212.
Antes de entrar en combate los ejércitos eran enardecidos por sus caudillos.
Conocemos con detalle la épica andalusí y sus rituales como el anudamiento de banderas de combate, en cuya tela estaban grabados versículos del Corán, en las lanzas y estandartes.
Los imanes llamaban a la guerra santa y a la yihad entre estruendosos sonidos de tambores y trompetas; en muchas ocasiones los propios generales musulmanes dirigían al aire libre la oración del dia siendo saludados posteriormente y homenajeados por la tropa en orden de rango.
"Imam, espada de cortante filo
empuñada por Dios,
que ha puesto en pie la religión.
Ramilletes de flores brillan
en su diestra cuyos cálices
son las cabezas de los lorigados guerreros".
¿No lloran las espadas a este mozo?
cuyo noble vivir truncó la muerte?
Cayó, cuando en lo negro de la liza,
llameaban las lumbres de la sange.
La herida abrió la lengua de la lanza
dicen, no el filo del aguzado acero.
Ved como al mar asesinó una gota,
como a la luna apuñaló una estrella.
Poesías épicas andalusís.
Antes de entrar en combate los ejércitos cordobeses solían hacer alardes sobrecogedores con los ejércitos en formación, revista de tropas y otros actos ceremoniales castrenses.
Por su parte los cristianos aunque no desplegasen tanta parafernalia exhibirían la Cruz de la Victoria emblema del Reino y apelarían al apóstol Santiago creado ad hoc para contrarrestar la mística del Islam. Quizás el rey en persona les hablase animándoles con el botín de la victoria, honras y mercedes.
EL DESARROLLO DE LA BATALLA
Ambos ejércitos se encaminaron al encuentro uno del otro divisándose en las inmediaciones del río Leza y sin que los movimientos musulmanes hubiesen podido levantar el cerco de Albelda.
Según cuentan diversos historiadores en aquella época era una zona muy boscosa y se especula con que dicha circunstancia impidiera el desenvolvimiento eficaz de la caballería musulmana.
Según las crónicas musulmanas el primer dia de la batalla fue desfavorable para los musulmanes muriendo muchos de ellos y siendo herido Musa de varias lanzadas que atravesaron su cota de mallas; sin embargo Musa logró recuperarse y el segundo dia los musulmanes lograron rechazar la presión de los al-galasqiyyin llamados así los asturianos por estar inscritos en la antigua división romana de Hispania conocida como Gallaecia y que englobaba el norte de Portugal, Galicia, Asturias y León.
A pesar de sus heridas Musa encendió el ánimo de los musulmanes que dejaron la tierra sembrada de cadáveres enemigos arrinconando a los cristianos en el antes mencionado Laturce; a partir de aquí es muy difícil ya discernir el mito de la realidad pero parece ser que finalmente y según los cristianos con la aparición del apostol Santiago en el cielo, obtuvieron una costosa victoria que parece no poder ponerse en duda ya que pasada una semana de la batalla se consiguió tomar Albelda.
Para consolidar su dominio y con pretensiones ofensivas edificó la ciudad fortaleza de Albelda que afectaba seriamente a la parte oriental del Reino de Asturias mas vulnerable y peor defendida.
Los planes de Musa se torcieron cuando los Vascones de García Íñiguez de Pamplona abandonaron su tradicional alianza con los musulmanes Banu Qasi aliándose con el rey Astur Ordoño I.
La ciudad fortaleza de Albelda amenazaba la zona de Álava y la incipiente Castilla que por aquel entonces estaban bajo dominio del reino Asturiano.
A buen ritmo comenzaron los trabajos en Albelda en torno al 855 y en el 859 ya terminadas las obras se decidió el rey de Asturias Don Ordoño I a poner fin a tal amenaza convocando como se hacía habitualmente en Asturias al ejército que era mínimamente profesional y mayoritariamente popular pues se componía de una especie de guardia palaciega y de los campesinos libres comandados por los principales del reino y que se ataviaban según sus posibilidades económicas de una forma variopinta y sin uniformidad alguna.
Aquellos hombres libres que mayoritariamente formaban la sociedad astur de la Alta Edad Media formaban pues el grueso del ejército a excepción de la ya mencionada guardia palatina.
Todos debían presentarse a caballo y aquellos que por motivos económicos no disponían de el colaboraban aportando armamento a los que se presentaban para la campaña. Los que teniendo suficiente fuerza económica no deseaban participar eludían la obligación militar contribuyendo con una mula para bastimento y aprovisionamiento del ejército.
Asi pues el ejército astur de los primeros tiempos de la reconquista era mayoritariamente de caballería utilizando probablemente los pequeños y resistentes asturcones que son ponys de estirpe atlántica similares a las jacas navarras o a las bestas galegas o ponys irlandeses que ya habían sido utilizados contra los romanos.
Desconocemos la influencia del ejército romano en las formaciones asturianas; sin duda muy pequeña al ser el romano un ejército profesional y ser Asturias y Cantabria zonas mal romanizadas, influencia escasa pues que debía limitarse a cierta nomenclatura militar, estandartes cristianos como la famosa cruz de la victoria y quizás algún elemento como trompetas y tambores con los que dictar órdenes tácticas.
Mas importante parece haber sido la influencia visigoda; por los recientes hallazgos en Cantabria se sabe de la utilización de la famosa hacha de guerra germana o francisca. Quizás la caballería astur en el momento del combate decisivo desmontase y combatiera a pie, al estilo visigodo con formaciones en cuña para romper las líneas musulmanas.
En cualquier caso por las representaciones de las pinturas murales y capiteles de los monumentos prerrománicos, el ejército asturiano parece haber sido una mezcla anárquica de influencias y armamentos muchas veces incluso con armas rudimentarias de faenas agrícolas como grandes martillos o guadañas y en este sentido es revelador el uso de los pequeños escudos circulares que utilizaban los cántabroastures y otros mucho mas grandes terminados en la parte inferior en pico quizás estos de origen godo.
Para finalizar están documentados los lanceros a caballo y la importancia de los arqueros montados pues aparecen numerosas veces representados.
Frente a toda esta panoplia improvisada y anárquica los musulmanes oponían ejércitos de caballería,ágiles y veloces en caballos de raza árabe organizados en junds tribales y con un armamento mucho mas ligero que les daba superioridad en el combate cuerpo a cuerpo.
Por otra parte el ejército musulmán contaba con una gran baza de carácter religioso ya que aquellos que morían en la yihad tenían asegurada la vida eterna y el disfrute de los mayores placeres.
Convocando al ejército Ordoño I rey doceavo de Asturias se dirigió hacia Castilla con su mesnada y siguiendo el curso del Ebro avanzaron en dirección al actual Logroño cercando inmediatamente Albelda.
A su encuentro dispuesto a dar batalla y salvar la ciudad fortaleza acudió el caudillo Banu Qasi que ocupó la favorable posición del monte Laturce.
Por aquel entonces y a diferencia de los últimos tiempos de la reconquista donde cristianos y musulmanes ya llevaban tanto tiempo conviviendo juntos, las batallas eran a muerte y sin piedad alguna.
En este sentido son reveladoras las macabras crónicas musulmanas de los primeros momentos de la Reconquista
" Las cabezas de los cristianos muertos en la batalla eran tan numerosas que formaron montones tan altos como colinas, de tal manera que dos hombres no podían verse de un extremo al otro". Ibn Al Athir Kamil- Annales du Magreb et de L,Espagne- traducción Fagnan- Argel 1901 página 212.
Antes de entrar en combate los ejércitos eran enardecidos por sus caudillos.
Conocemos con detalle la épica andalusí y sus rituales como el anudamiento de banderas de combate, en cuya tela estaban grabados versículos del Corán, en las lanzas y estandartes.
Los imanes llamaban a la guerra santa y a la yihad entre estruendosos sonidos de tambores y trompetas; en muchas ocasiones los propios generales musulmanes dirigían al aire libre la oración del dia siendo saludados posteriormente y homenajeados por la tropa en orden de rango.
"Imam, espada de cortante filo
empuñada por Dios,
que ha puesto en pie la religión.
Ramilletes de flores brillan
en su diestra cuyos cálices
son las cabezas de los lorigados guerreros".
¿No lloran las espadas a este mozo?
cuyo noble vivir truncó la muerte?
Cayó, cuando en lo negro de la liza,
llameaban las lumbres de la sange.
La herida abrió la lengua de la lanza
dicen, no el filo del aguzado acero.
Ved como al mar asesinó una gota,
como a la luna apuñaló una estrella.
Poesías épicas andalusís.
Antes de entrar en combate los ejércitos cordobeses solían hacer alardes sobrecogedores con los ejércitos en formación, revista de tropas y otros actos ceremoniales castrenses.
Por su parte los cristianos aunque no desplegasen tanta parafernalia exhibirían la Cruz de la Victoria emblema del Reino y apelarían al apóstol Santiago creado ad hoc para contrarrestar la mística del Islam. Quizás el rey en persona les hablase animándoles con el botín de la victoria, honras y mercedes.
EL DESARROLLO DE LA BATALLA
Ambos ejércitos se encaminaron al encuentro uno del otro divisándose en las inmediaciones del río Leza y sin que los movimientos musulmanes hubiesen podido levantar el cerco de Albelda.
Según cuentan diversos historiadores en aquella época era una zona muy boscosa y se especula con que dicha circunstancia impidiera el desenvolvimiento eficaz de la caballería musulmana.
Según las crónicas musulmanas el primer dia de la batalla fue desfavorable para los musulmanes muriendo muchos de ellos y siendo herido Musa de varias lanzadas que atravesaron su cota de mallas; sin embargo Musa logró recuperarse y el segundo dia los musulmanes lograron rechazar la presión de los al-galasqiyyin llamados así los asturianos por estar inscritos en la antigua división romana de Hispania conocida como Gallaecia y que englobaba el norte de Portugal, Galicia, Asturias y León.
A pesar de sus heridas Musa encendió el ánimo de los musulmanes que dejaron la tierra sembrada de cadáveres enemigos arrinconando a los cristianos en el antes mencionado Laturce; a partir de aquí es muy difícil ya discernir el mito de la realidad pero parece ser que finalmente y según los cristianos con la aparición del apostol Santiago en el cielo, obtuvieron una costosa victoria que parece no poder ponerse en duda ya que pasada una semana de la batalla se consiguió tomar Albelda.
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.