EL ORIGEN DEL TITULO DE EMPERADOR EN ESPAÑA

El primer rey en ostentar el título de Emperador fue el Rey astur Alfonso III el Magno.
En la época de este gran rey que realizó numerosas expediciones contra los musulmanes ya existían otros reinos y condados cristianos independientes del Emirato Cordobés.
El Reino de Asturias como sucesor del Reino Godo de Toledo busca el reconocimiento hegemónico de los otros núcleos cristianos y es Alfonso III el primer Monarca en emplear dicho título.
A partir de entonces diversos reyes Leoneses, sucesores directos de los Asturianos, usarán el título de Imperator Hispaniae no siendo jamás discutida tal hegemonía por ninguno de los otros entes políticos cristianos.
Con el hijo de Alfonso III el Magno el rey Ordoño II, y sus sucesores los reyes Ramiro II, Ordoño III, Ramiro III, Bermudo II, Alfonso V y Bermudo III el último rey de la dinastía astur muerto en la batalla de Támara o Tamarón se consolida el título de Emperador, Emperador de España, Emperador de toda España, Rey-Emperador.
Dice Menéndez Pidal "Los reyes de León tendrían un horizonte político-espiritual fundamentado en la restauración del antiguo estado Visigodo". "En función de la misma, y como heredero legítimo de la fenecida Monarquía Visigoda, se arrogó una supremacía sobre los demás Reinos peninsulares".
Asi pues como vemos ya desde el primer momento, desde la heroica batalla de Covadonga donde el rey Don Pelayo promete restaurar España, los reyes Astures y sus sucesores los Leoneses lucharán constantemente por el objetivo de una Hispania Cristiana Unida. Sueño que lograran ver los Reyes Católicos parcialmente con la unión de los dos conglomerados de Reinos que acabaron por forjarse: La Corona Castellana y la Aragonesa asi como la conquista de Granada con la que se finalizó la Reconquista.
Posteriormente fue incorparado al gran proyecto de la España unitaria el Reino de Navarra y el de Portugal aunque este último por las maquinaciones inglesas volvería a separarse en tiempos del Rey Felipe IV.
Actualmente los poderes periféricos disgregadores buscan enterrar a toda costa el concepto de Emperador en España pero como se ha demostrado aquí dicha titulación existió mal que les pese a algunos y en su tiempo fue acatada sin discusión.